Tras una lectura exhaustiva del
artículo "¿Están alienados mis alumnos de secundaria?" me dispongo a opinar, y
ya puestos, a contestar la pregunta que directamente se nos plantea.
Somos trabajo. El trabajo nos
persigue. Es algo que necesitamos como un nutriente más en nuestra dieta, pero
la cosa no queda ahí. A la vez el trabajo se apropia de nosotros y nos hace
suyos en lugar de que nosotros lo hagamos nuestro. Poseemos trabajos que no nos
identifican y cada vez con menor pudor los aceptamos como dignos. Bien se
observa en la tan escuchada frase: “hoy por hoy cualquier trabajo es
bienvenido”. Y es que no es nada extraño que la pérdida de trabajo suponga en
nosotros tal ansiedad, porque somos máquinas hechas para trabajar y no
concebimos una realidad sin lo que nos da alimento, cobijo y en resumidas
cuentas una vida, el trabajo.
Por otro lado, como respuesta a
la pregunta planteada, indudablemente sí, por supuesto que lo estamos. Los
alumnos de secundaria (aunque yo ampliaría el concepto omitiendo “de
secundaria”) estamos alienados. ¿Cómo no va a ser así si nada más nacer nos
colocan un babero y nos mandan a una escuela (porque nuestros pobres padres no pueden
ocuparse de nosotros por el motivo universal: trabajo) para que nos empapemos
de conocimiento y cuando crezcamos seamos unos excelentes explotados?
¿A todo el mundo le disgusta su
trabajo? Lo cierto es que tengo una madre que de verdad cree que le gusta su
trabajo. Ojo, yo no digo que sea malo, de hecho lo considero el trabajo que más
la caracteriza, pero no es ese el problema. El problema reside en que ella no
sabe lo que es trabajar por gusto, es decir, hacerlo cuando quieras, sin
presión alguna, faltando el día que no te apetece ir y negándote a hacer algo
cuando sinceramente prefieres dejarlo para otro día. Porque realmente no
trabaja para ella, para realizarse como persona, sino para otros.
Retomando el tema de los alumnos,
la alienación que sufrimos es más que observable. Entramos y salimos a una hora
establecida que de ser incumplida es sancionable, nos imparten lecciones
obligatorias sobre materias determinadas que ni si quiera nos interesan y, para
rematar, nos impiden acudir a clases que no están fijadas en nuestro horario y
que realmente (por extraño que a algunos profesores les parezca) sí tenemos
curiosidad de conocer (lo cual no tiene por qué ser sinónimo de estudiar). Pues aún hay gente, afortunadamente, a la que
le gusta aprender y leer y explorar por el simple hecho de conocer y
cultivarse, sin que sea preciso el tener que memorizarse veinte mil fechas y
otras tantas fórmulas.

Al igual que a los trabajadores,
a los alumnos tampoco se nos dota de tiempo libre. Libre... será tiempo “libre”
cuando yo decida cuándo empieza y cuándo termina, y cuando yo decida en qué
emplearlo. Ya no por el hecho de que los estudios o tareas que me obligan a
hacer no me lo permitan, sino porque el ocio que supuestamente nos “libera” de
los estudios, también parece ser
alienante. Las formas de diversión están ya estandarizadas. Al parecer ya ni
uno mismo decide lo que es divertido y lo que no, pues estamos constantemente sometidos
a que los demás nos expongan lo aburrida que consideran nuestra actividad
favorita, con el único motivo de aportar algo absolutamente irrelevante.
En definidas cuentas, todo esto a
lo que estamos tan acostumbrados es consecuencia del sistema vigente, el
capitalismo, que nos somete a la injusta diferencia de clases y nos aliena
haciendo que no nos reconozcamos en nuestros propios actos, pero que, aún así,
los continuemos realizando para asegurar nuestra supervivencia. Dependemos de
este modelo y de esta sociedad, lo que me evoca a mi primer artículo de este
blog, en el que, sin mucha idea, traté el tema de las imprescindibles
dependencias sociales entre humanos, lo cual ahora, con más precisión, puedo
asociar al sistema del que formamos parte y su capacidad de influir sobre
nosotros y cosificarnos, cual piezas de una gran maquinaria que está en marcha para
el lucro de tan solo unos pocos.
genial. Lo comparto y lo difundo
ResponderEliminarse me olvidaba: por favor, incluye enlace al texto sobre el que haces la reflexión
ResponderEliminarMagnífica reflexión.
ResponderEliminar¿Crees que hay alguna forma de romper con ese determinismo en el que nos coloca el sometimiento al sistema? ¿Hay algún modo de que las cosas sean de otra manera? Porque no creo que se trate del capitalismo exactamente, sino como dices bien a lo largo de todo el texto, del sistema social, así, en general. No conozco, más allá del mundo de las ideas, ningún signo ideológico, organización social ni régimen político bajo el que las personas hayan sido (ni son) libres.
Enhorabuena, es un trabajo excelente el tuyo.