domingo, 24 de mayo de 2015

Filosofía de "El club de la lucha"




Friedrich Nietzsche defiende a lo largo de su obra y especialmente en su célebre libro Así habló Zaratustra, en el capítulo De las tres transformaciones, un recorrido mediante el cual logramos la transmutación de todos los valores. Existen tres etapas o transformaciones distintas del espíritu del hombre representdas con diferentes símbolos: el camello, el león y el niño.
En este recorrido, Nietzsche nos muestra el camino que deben pasar los hombres de forma metafórica para poder llegar a cambiar su antigua moral por nuevos valores propios.
Este proceso de cambio radical se ve representado con claridad en la película de “El club de la lucha”, mediante la cual se ven reflejadas todas y cada una de las fases enunciadas por el filósofo Nietzsche.







1ª transformación:

Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, paciente, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas.

El camello es la primera etapa del espíritu del hombre; donde el espíritu se encuentra imbuido en la moral tradicional. El camello se encuentra ocupado de llevar a cabo los preceptos morales que se le han impuesto. La diligencia, por la que tanto critica Nietzsche a este momento del espíritu hace arrodillarse al camello ante las cargas morales que se le han impuesto para llevarlas a cabo; siendo la fortaleza de la que el camello dispone para llevar a cabo los mandatos de la moral hereda
da parte de su regocijo. La humillación propia es tomada como un valor, así como la dedicación a los otros, por lo que Nietzsche caracteriza al camello como aquél que se arrodilla para recibir las cargas. El camello es el espíritu de carga, de sumisión a los valores de la moralidad cristiana y tradicional.

Nietzsche expone esta etapa como la fase en la que el hombre realmente no respeta su propia voluntad, existiendo una lucha en el interior del mismo entre el deber y el querer, siendo el deber el que se impone, pues considera que eso le convierte en un mejor individuo.
Para Nietzsche, el factor que nos lleva  esta sumisión y nos mantiene alienados son los valores occidentales.

Esta fase se ve representada en la vida inicial del protagonista, pues habiendo realizado todos los objetivos que supuestamente se deben llevar a cabo, cree que así se ha realizado a sí mismo. A pesar de todo, acaba dándose cuenta de que no está satisfecho con nada de lo que tiene y caracteriza a su vida. De este modo, viendo la carencia de sentido de su vida, decide darle alguno, manifestándose  través de la creación del personaje de Tyler Durden.

Esta “rebelión” la presenta Nietzsche como a huida del camelo con su carga, implicando la evasión de aquel lugar donde era cargado con los valores de los otros, por lo que existe la posibilidad de que se lleve a cabo la transformación del camello en el león, en la soledad de aquel desierto al que ha escapado.


Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu paciente: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.



2ª transformación:

Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa, y ser señor en su propio desierto.

En esta segunda figura que Nietzsche nos describe vemos un espíritu que se encuentra decidido a enfrentarse al deber que implica la moral tradicional. Este enfrentamiento lo figura Nietzsche entre el león y el dragón. Por un lado, el espíritu ya siendo león ansía la conquista de la libertad allá en su desierto poniendo de manifiesto claramente su deseo: el “yo quiero”. Por el otro lado vemos al dragón que es la figura del “tú debes“, es decir, los anteriores valores del camello, ahora puestos ante el león para interponerse entre su decisión y la libertad. El dragón es todos los valores milenarios de la moral tradicional que el león se atreve ahora a desafiar. El león es el espíritu desafiante que intenta conseguir liberarse de la moral tradicional, destruyendo al anterior camello servicial y venciendo al dragón del “tú debes”. Si bien el león no es capaz de crear nuevos valores es totalmente necesario este momento del espíritu para poder ganar la libertad tan necesaria para poder llevar a cabo la creación de valores nuevos.


Tyler Durden es el alter ego destructivo del narrador; el encargado de acabar con la carga que le impedía vivir plenamente. La premisa de Tyler y de Nietzsche al mismo tiempo es que si nos libramos de lo superfluo, de las cosas que otros nos han impuesto, entonces podemos encontrarnos a nosotros mismos y ser completamente libres.

Tras la liberación de todos estatus sociales y materiales aparece una realidad aplastante: nuestra existencia es a fin de cuentas irrelevante.










Aquí atendemos a una conversión de la película en un reflejo nilihista, que se hace más patente frente a la pregunta del sentido de nuestra existencia como algo irrelevante.

 Dicha pregunta presenta dos posibles respuestas:

-          Nada: es la que se asocia al Nihilismo pesimista como puede ser el de Schopenhauer. No tiene sentido darle importancia a la vida porque vamos a morir.
-          Todo: se asocia al Nihilismo optimista y la que nos interesa. La mortalidad es lo que hace que la vida tenga sentido, y no al revés.
Tras la destrucción de valores llevada a cabo por el león, nos enfrentamos a un vacío moral. El león es incapaz de llenar este vacío, ya que su naturaleza es destructiva, por eso hace falta una última transformación.


3ª transformación:

Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.


Tras haber conquistado la libertad, se puede dar la transformación del león en el niño. La figura del niño es aquella qu
e se encuentra en la posibilidad de llevar a cabo el momento positivo de creación de valores nuevos. Nos encontramos que el niño juega, y para este juego es preciso poder decir sí, es decir crear efectivamente otros valores y poder conquistar su mundo mediante su voluntad. Nada queda entonces del camello ni del león en la figura del niño, ésta se encuentra encargada de la creación de los nuevos valores, es el espíritu creativo, con el cual se culmina en la transmutación de todos los valores.




La escena final de El club de la lucha es la perfecta representación de todo este proceso de cambio. Los edificios se derrumban al igual que lo hacen los valores que representan y el narrador deja atrás la figura de Tyler porque ya no es necesaria.

Después de toda esta destrucción, lo único que queda es construir algo nuevo. Ya lo decía Tyler: “solo la autodestrucción conlleva evolución”, y gracias a esta autodestrucción el narrador se da cuenta de qué es lo que quiere: a Marla.


sábado, 23 de mayo de 2015

Trabajo Social.

Un importante sector de la sociedad está instalado en la pobreza, a pesar de que aumente el PIB existiendo serias dificultades para poder satisfacer sus necesidades básicas.

En 1 de cada 10 hogares todos sus miembros activos están en paro(9’6% del total).

4 de cada 100 hogares no tienen ningún ingreso(731000 hogares el 3’9% del total).

La mala alimentación por motivos económicos afecta al menos a 2 millones de personas en España.

Más de 3 millones de personas pasan frío o excesivo calor en sus casas por no poder mantenerlas a una temperatura adecuada.

En  2014 se produjeron 68091 desahucios, de los cuáles 40 mil pudieron afectar a la vivienda familiar.

Los ingresos medios de los hogares se han reducido en un 10%,

Más de 1/3 de los hogares tienen dificultad para llegar a fin de mes,
La mitad de los trabajadores (8 millones) cobra menos de 1000€ al mes.

El 55’6% de la riqueza  se encuentra en manos del 10% de la población.

El 9’7% de la riqueza  se encuentra en el 50% de la población.

Según el Índice Gini, España es uno de los países con mayores desigualdades y donde más ha crecido la desigualdad en los últimos años.

España dedica menos recursos a la protección social que la media de los países de la UE. 

Estos últimos años los recortes han supuesto la demolición de los Sistemas Públicos de protección social. Los servicios sociales en España están en deterioro, cuando son más necesarios que nunca y cuando se corre el riesgo de pasar de la pobreza a la exclusión social.

Hace unos días realizamos una visita al Centro de Servicios Sociales Comunitarios de Ciudad Jardín (Málaga capital) y entrevistamos a varios de sus profesionales.









Ciudad Jardín esta dividida en cuatro zonas de trabajo social: Las Flores, Ciudad Jardín,  Jardín de Málaga y Sagrada Familia.

El perfil de las familias que se atienden allí son:

-Tipo de Familia: Tanto monoparentales como nucleares.
-Edades comprendida: 18 -65 años.
-Nivel de estudio: La mayoría solo tienen el certificado de escolaridad.
-Cualificación profesional: La mayor parte no suelen tener ningún tipo de formación profesional cualificada, trabajando mayoritariamente en la economía sumergida realizando “chapuzas”.
-Situación laboral: Suelen ser desempleados de larga duración (+ de 1 año), percibiendo algunos de ellos subsidios como la ayuda familiar, el salario social y la renta activa de inserción (RAI) para mayores de 45 años en adelante.

Actualmente el perfil del usuario de Servicios Sociales está cambiando, acudiendo familias normalizadas, que con la crisis se ven obligados a acudir allí, a pesar de la visión negativa que tienen de estos servicios.








Los entrevistados han coincidido en:

1) Los últimos tiempos se ha incrementado el número de personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas vitales.


2) Las principales necesidades detectadas son:
·Alimentación, ropa y calzado, productos de higiene personal y limpieza.

·Pago del alquiler e hipoteca de las viviendas.

·Suministros básicos relacionados también con la vivienda (agua, luz, gas natural, butano…)

3) Un importante sector de la población se encuentran en exclusión social porque la falta de un empleo estable imposibilita que puedan tener recursos económicos suficientes para poder a acceder a una vivienda digna y a cubrir sus necesidades básicas.

4) El Ayuntamiento de Málaga cubre las necesidades básicas de su población con una serie de prestaciones económicas:

·Prestación económica de apoyo a la convivencia y a la autonomía personal (PEACAP) se destinan a impagos y apoyos al alquiler; acondicionamiento de la vivienda; situaciones coyunturales que provocan dificultades para la cobertura de necesidades básicas y para carencias/dificultades para el mantenimiento de los suministros energéticos básicos.

·Prestación económica de inserción social (PEIS) tienen como finalidad complementar diversas estrategias técnicas para apoyar los procesos de inserción en la sociedad a individuos o unidades convivenciales en situación de exclusión social.

·Prestaciones económicas de emergencia social (PEES) atienden situaciones de emergencia social ocasionadas por la pérdida sobrevenida de la vivienda, imposibilidad de continuar en el hogar y situaciones de desamparo personal.

·Ayudas Económicas Familiares (AEF) tienen carácter preventivo y se concede a las familias o unidades convivenciales para la atención de necesidades básicas de los y las menores a su cargo, especialmente de crianza y alimentación, cuando carece de recursos económicos suficientes para ello.

5) Todos piensan que no es suficiente el presupuesto que emplea la Administración Pública en materia social (política de prevención y actuación) mientras que se emplea mucho más presupuesto en el Ministerio de Defensa, que en cubrir las necesidades básicas de la población española empobrecida.

6) Los técnicos también coinciden en que su trabajo por desgracia, es fundamentalmente asistencial, sin tener en cuenta medidas preventivas que pueden ayudar a que una familiar no llegue a encontrarse en situación de exclusión social.









Nota: De izq. a derch.: Montse Ortega, María Román, Pepa Reyes, Tania Pérez, Montse Sánchez.

 Tras nuestra visita al centro, hemos llegado a la conclusión de que los efectos de la crisis han causado mucho más daño del que podemos ver a simple vista, ya que las familias normalizadas en los momentos actuales llegan a convertirse en familias multiproblemáticas. Desgraciadamente la mayoría de la población estamos en riesgo de llegar a estar en exclusión social.

Muchas gracias a todas por atendernos y hacérnoslo todo más fácil.


BIBLIOGRAFIA:
-(Fuente: ECV 2013 INE)
-(Fuente: A.Tributaria 2013)
-Reglamento de Prestaciones Económicas de los Servicios Sociales de Málaga (BOP Málaga 22 de enero de 2015)


miércoles, 20 de mayo de 2015

Alienación = Población

El ser humano siempre ha estado alienado, desde los esclavos, por ejemplo, con la construcción de pirámides para los faraones hasta hoy en día con la fabricación de productos de los cuales el beneficio será para el empresario.


Pero sin embargo, la forma de ver a la población continuamente alienada, como en el artículo "¿Están alienados mis alumnos de secundaria?" hace reflexionar sobre si realmente nuestra vida gira en torno a un plan de los que poseen el poder, un proyecto de vida alienada dirigida hacia un circulo vicioso, en el que la venta de nuestro trabajo genera la búsqueda de una vía de escape que a su vez desemboca en un ocio también enajenado, ya que también nos lo implantan dentro de unos moldes.
                               



Entonces, ¿es cierto eso que nos han estado diciendo aquellos "malvados" que buscan la revolución del
proletariado?, ¿estamos sometidos?, ¿nos han privado de la libertad sin que nos demos cuenta?, ¿quién ha sido?... ¿y por qué?.
Yo creo que sí, estamos dominados y cautivos en un sistema en el que aquellos que poseen el mando del poder nos implantan en todo nuestro ser unas pautas a seguir durante nuestra vida entera, como si hasta nosotros mismos fuéramos una producción, una materia prima en una cadena de fabricación: colegio, instituto, universidad, trabajo, ocio, comportamiento, moda, normas sociales... todo gira en torno a un modelo y el que se sale de él es apartado.

Seguir el patrón -nos dicen- que si no todo os irá mal. Esto es solo porque el sistema está dirigido por unos pocos que hacen que la mayoría de la población sea como un rebaño que sigue unas directrices marcadas por ellos de manera que no seamos capaces de escapar de este sistema.
Unos locos, irracionales, inmaduros y vagos por querer cambiar esta sociedad en vez de adaptarse a ella, incapaces de aceptarlo por su egoísmo. Eso es de lo que se les tacha a los que luchan por el cambio, en vez de ser innovadores y fuertes que pretenden abrir nuestros ojos e igualar la sociedad.





El ser humano tiene la necesidad de trabajar por el simple hecho de que todos lo usamos como una herramienta para sentirnos útiles, sentir que valemos para algo. El trabajo siempre ha sido nuestro esfuerzo convertido en materias para nuestra supervivencia, en definitiva, algo que nos inmiscuía solo a nosotros mismos. El afán de trabajo es algo innato, nos sale espontáneamente sin que nadie   nos presione para ello, es decir, es algo que tarde o temprano buscamos nosotros solos por necesidad de ser útiles.
Sin embargo, no se da así en el sistema capitalista, en el cual tenemos que vender nuestro trabajo a cambio de una recompensa económica sin la que no podríamos vivir. Es por ello por lo que estamos sometidos al patrono que nos pagará por algo que al final acabará siendo una tortuosa obligación, ya que manteniendo una dependencia económica con el trabajo siempre tendremos la sensación de no ser libres, y creo que si no somos libres en lo que nos define tanto como es el trabajo, nunca llegaremos a ser nosotros del todo.

Por lo que debemos buscar la ruptura con eso que nos esclaviza, tratar de lograr el poder soltar nuestra mente del sometimiento social en el que vivimos y hacer lo que hacemos por que queremos no por complacer a los demás.


Crisis financieras


martes, 19 de mayo de 2015

Yo NO soy empleo

El otro día vi el nuevo anuncio de BBVA cuya campaña es Yo soy empleo y me pareció oportuno escribir acerca de ello.



Describo el anuncio. Al comienzo, aparece un grupo bastante generoso de personas quienes por diversas circunstancias que nos son ajenas, acaban en una plaza de Sevilla, la Plaza de la Encarnación, y miran algo que les resulta simpático con cara de estar interesados. Ese algo es un panel de cristal que el grupo BBVA ha ubicado en el centro de la plaza con motivo de que los individuos que pasen por allí, sin otro que hacer, coloquen en dicho panel una serie de palabras que también los propios organizadores han puesto a su disposición. El objetivo de la actividad reside en que esas personas mediante las palabras que, repito, ellos mismos han ofrecido a los “participantes” del juego (sin dar la posibilidad de que nadie aporte su opinión en el caso de que no se encuentre entre esas palabras), es responder a la pregunta: ¿en qué piensas cuando piensas en empleo?

Vale, hasta aquí todo correcto. El problema llega cuando comienzan a enfocar más de cerca las palabras. Bueno, antes de nada no me parece acertada la manera de buscar respuesta a la pregunta que plantean. Más que nada porque no permiten dar una opinión de verdad, pues la limitan a una serie de cartelitos que ellos mismos se han molestado en diseñar. Cartelitos que, si nos damos cuenta, no incluyen ni una sola palabra que dé una denotación negativa al empleo. Por lo que si querían una opinión, al menos sincera por parte de los trabajadores (aunque claro eso es precisamente de lo que ellos huyen), no deberían restringirla. ¿Tan difícil era poner una pizarrita y un rotulador para que cada uno escribiese lo que de verdad piensa?

Ilusión, responsabilidad, desarrollo, tranquilidad, confianza, esperanza, impulso, necesidad, estabilidad, futuro, crecimiento, familia, felicidad, autoestima, oportunidad, satisfacción, cambio, éxito, talento... Estas son algunas de las palabras que, según los del BBVA, se corresponden con el significado de trabajo.

¿De verdad nos tenemos que creer que trabajo es familia? Familia es algo por lo que matas, a lo que recurres en tus momentos malos y algo que sabes que está ahí porque sí, sin querer sacar beneficio alguno de ti. Familia es eso que en muchas ocasiones el trabajo te impide formar, por lo que no, amigos, trabajo no es familia. Otras palabras que aparecen, como autoestima o talento (¿!?¡¿!?), son las que ellos realmente quieren que asociemos con empleo, pues pretenden que pensemos que el trabajo lo es todo y que si no trabajas para ellos no solo caes en una grandísima depresión quedando tu autoestima por los suelos, sino que además no tienes talento. Y con esto último básicamente nos están diciendo que: quien trabaja tiene talento y quien tiene talento indudablemente trabaja, es decir, que la cantidad de políticos sin estudios, con familiares en el mismo mundillo, que disfrutan encantados con sus puestos de trabajo, no están ahí por enchufe sino por talento; y que el motivo de que los miles de arquitectos, pescadores, periodistas o albañiles, entre muchísimos otros, estén en paro no es más que ese, la falta de talento. Menuda hipocresía.
Éxito también se encuentra entre esas palabras que, según el BBVA, definen al empleo, por lo tanto, nos venden que triunfar en la vida es solo posible gracias a un buen trabajo o lo que ellos consideran buen trabajo.
Por otro lado, la única palabra de las que aparecen que considero sí definen algo más al trabajo es “necesidad”. Realmente necesitamos el empleo, pero no por realizarnos (porque en los empleos que se nos ofrecen no nos reconocemos) sino porque en este sistema en el que nos encontramos, necesitamos trabajar, agachar la cabeza y ser una pieza más de la maquinaria, esperando resignados a que nos den el salario mínimo que necesitamos para sobrevivir.

Pero la historia no termina aquí. El lema de la campaña se llama “Yo soy empleo”. Como comenté en el artículo anterior, esto es un concepto totalmente capitalista que pretende identificar a las personas con su oficio, con su función dentro del sistema. En resumidas cuentas, si cada uno de nosotros somos empleo, debemos deducir que sin trabajo no somos nada. Algo que no es así, pero que indudablemente ellos no conciben. Incluso teniendo un trabajo en el que realmente yo me reconociese e hiciese por gusto, me negaría a aceptar que todo mi ser fuese reducido a mi empleo; porque me niego a aceptar que únicamente soy lo que hago, ya sea por mí o para ellos.


Y es que me resulta penoso que quieran hacernos creer que el empleo que nos ofrecen dista a pocos centímetros del paraíso y que ofrezcan ayuda a las clases trabajadoras solo porque el trabajo duro de las mismas les proporcionará más beneficios a ellos. Pues una parte del sueldo de los trabajadores no es utilizado más que para aumentar el capital del propietario, en lugar de ser destinado a satisfacer las necesidades de la comunidad que tantas calumnias soporta.  Porque cuanta más gente esté trabajando, más capital para sus bolsillos y cuanta más gente crea que este es el sistema que nos merecemos, más posibilidades les estaremos dando para que lo confirmen. Así que, que anuncien, que anuncien y nos coman la cabeza... que ya mismo anunciarán nuestra aniquilación y seguiremos con las narices pegadas a la televisión como si nada.

(¿)Bienvenidos(?) al sistema capitalista

De acuerdo. Considero hacer una breve introducción acerca de algunas de las acepciones recogidas bajo el término “alienación”.

Alienación:


-         
Proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición.

-          Estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia identidad.






A propósito de los mismos, me ha resultado interesante la comparación con la siguiente palabra:

Deshumanizar: privar de caracteres humanos.

¿No atendemos acaso a la misma significación de los términos expuestos?

Por triste que pueda resultar, la realidad constituida por esta semejanza de terminologías es la dichosa enfermedad social que ha infectado a toda una población de trabajadores en la actualidad.
 Angustiados por poder asegurarnos unas condiciones económicas más o menos confortables y una vida digna, nos entregamos sin rechistar al sistema impuesto, en el que te hacen creer que así ganas tú y que le debes todo lo que tienes a tus "superiores", cuando la realidad es bien distinta; pues son ellos los que a fin de cuentas dependen de ti y tu labor y  el que sales finalmente perdiendo eres tú mismo, pues tu entrega es la que te lleva a la privatización absoluta de tu propia libertad personal.

En efecto, tras esta aclaración no cabe duda que pertenecemos a una sociedad alineada. Y sí, el verbo pertenecer viene como anillo al dedo en cuanto a lo que supone el verdadero respaldo de la existencia de la vida de los trabajadores (¿o debería decir exclavos?). Pues hemos dejado de ser dueños de nuestras propias vidas. Nos hemos convertido en meras marionetas que penden de unos  inestables hilos que sujetan los “dioses” de nuestra maravillosa y justa sociedad.






Y es que el responsable de esta patología social es el dinero. En algunos casos es la ambición de conseguir todo aquello que queremos es el culpable de este "tumor social" que se extiende cual célula en metástasis que invade un organismo hasta provocar su máximo punto de flanqueo; o es en a mayor parte de los casos tan sólo el hecho de subsistir. En cualquier caso, el dinero es quien nos mueve, es la base de nuestro abastecimiento; lo necesitamos para mantener nuestra existencia y la de los nuestros y por ello somos víctimas de este proceso progresivo de deshumanización. Hemos entregado nuestra más valiosa posesión, nuestro tiempo, ofreciendo nuestra máxima dedicación al trabajo; lo que en resumidas cuentas viene siendo la entrega de “nuestra” vida.


Esta situación planteada la he encontrado reflejada a la perfección en un fragmento de una película vista anteriormente en la asignatura de filosofía cuando hablamos del sistema capitalista y la economía. En él encontramos el proceso de alienación del que hablo.


Es necesario el análisis de algunas de las frases que se dicen en este fragmento como:

-           “Me dedico a esto para ganar dinero” que podría traducirse también como "dedico mi vida para poder mantenerme con la misma". Hoy en día, eso a lo que lamamos "vocación" o "realización a nivel profesional" han ido desapareciendo y han sido sustituidos por la frustración, la desmotivación y el desánime poblacional. Pues ¿quién es capaz llevar a cabo con ilusión la tarea que consideras que te define y te llena cuando estás obligada a hacerla?

-          “El dinero es una puta que nunca duerme y como no la cuides y le prestes atención, un día te despertarás y se habrá marchado para siempre”. Como he expresado con anterioridad, es él, el dinero quien nos tiene atados y cuando nos falta, es el precursor de nuestras más asfixiantes angustias.

Mediante estas realidades atroces que reinan en nuestras vidas  queda clara la dependencia que sufrimos, la entrega y alienación que gobierna nuestra existencia.

A parte de estas dos, encontramos otra frase que aparece en el vídeo que enuncia: “el dinero no es el valor esencial sino el tiempo”, asistiendo a la otra realidad que podría considerarse más demoledora aún, pues siendo la falta de disponibilidad de tiempo de los individuos alineados una consecuencia de las dos anteriores, es un hecho que hemos asimilado y una privatización que hemos asumido.

domingo, 10 de mayo de 2015

Repite conmigo: "Yo soy libre"

Tras una lectura exhaustiva del artículo "¿Están alienados mis alumnos de secundaria?" me dispongo a opinar, y ya puestos, a contestar la pregunta que directamente se nos plantea.

Somos trabajo. El trabajo nos persigue. Es algo que necesitamos como un nutriente más en nuestra dieta, pero la cosa no queda ahí. A la vez el trabajo se apropia de nosotros y nos hace suyos en lugar de que nosotros lo hagamos nuestro. Poseemos trabajos que no nos identifican y cada vez con menor pudor los aceptamos como dignos. Bien se observa en la tan escuchada frase: “hoy por hoy cualquier trabajo es bienvenido”. Y es que no es nada extraño que la pérdida de trabajo suponga en nosotros tal ansiedad, porque somos máquinas hechas para trabajar y no concebimos una realidad sin lo que nos da alimento, cobijo y en resumidas cuentas una vida, el trabajo.

Resultado de imagen de alienaciónYa desde tiempos inmemorables consideramos el trabajo parte de nosotros, hasta el punto de llegar a adoptar nombres de oficios en nuestros propios apellidos como si de nuestra identidad se tratase (Herrero, Sacristán, Escudero, Labrador...). Además, la propia lengua también nos lleva subliminalmente a pensar lo grato y beneficioso que es el trabajo, por el simple hecho de utilizar el adjetivo “trabajador” como cualidad positiva y de la que sentirse orgulloso, y dando por hecho que el ser no trabajador es incompatible con la facultad de ser habilidoso o alguien que merezca nuestro apego. Al parecer el no trabajador, o más bien, el que no trabaja para otros, está mal visto. A alguien que no trabaja por el simple hecho de que prefiere dedicarse a sí mismo y no a otros, se le atribuyen multitud de denominaciones despectivas como “alguien que vive del cuento”,  “un dejado”...; cuando el único daño que está haciendo esa persona es entregarse y trabajarse a sí misma y en lo que realmente quiere, sin esperar a cambio una palmadita en la espalda como aprobación del sistema.

Por otro lado, como respuesta a la pregunta planteada, indudablemente sí, por supuesto que lo estamos. Los alumnos de secundaria (aunque yo ampliaría el concepto omitiendo “de secundaria”) estamos alienados. ¿Cómo no va a ser así si nada más nacer nos colocan un babero y nos mandan a una escuela (porque nuestros pobres padres no pueden ocuparse de nosotros por el motivo universal: trabajo) para que nos empapemos de conocimiento y cuando crezcamos seamos unos excelentes explotados?

Nos enseñan que el principal objetivo en la vida es el trabajo y lo único a lo que nos obligan es a estudiar para que de mayores seamos parte de esta gran fábrica que es la sociedad. Nos enseñan que ser responsables es hacer lo que quieren que hagamos, lo que se espera de nosotros y no decepcionar a los que tienen grandes expectativas en nosotros; en lugar de enseñarnos a entender que la responsabilidad es ser fiel a uno mismo, al propio deseo personal y no decepcionarse a uno mismo. Pretenden que después de 18 años enseñándonos cosas que ni si quiera se han dignado a preguntar si queremos saber, decidamos lo que queremos ser de mayores, cuando saben perfectamente que la decisión no es nuestra. Porque si quiero ser actriz y la suerte no está de mi parte, no me llegará para llevarme un pedazo de pan a la boca; si quiero ser médico, mi nota no será suficiente para poder estudiar medicina a no ser que pague un pastizal que no tengo a una universidad privada; si quiero ser artista o fotógrafa, tendré que dibujar o capturar las imágenes específicas para poder sobrevivir y no las que se me antojen... Y es que tras ver las pestes que los trabajadores echan por la boca, descontentos con sus horarios, salarios, con empleos en los que no se reconocen (porque con los que si lo hacen no consiguen ganarse la vida), pretenden que sepamos en qué clase de engranaje de esta gigantesca máquina productiva nos queremos convertir.

¿A todo el mundo le disgusta su trabajo? Lo cierto es que tengo una madre que de verdad cree que le gusta su trabajo. Ojo, yo no digo que sea malo, de hecho lo considero el trabajo que más la caracteriza, pero no es ese el problema. El problema reside en que ella no sabe lo que es trabajar por gusto, es decir, hacerlo cuando quieras, sin presión alguna, faltando el día que no te apetece ir y negándote a hacer algo cuando sinceramente prefieres dejarlo para otro día. Porque realmente no trabaja para ella, para realizarse como persona, sino para otros.

Retomando el tema de los alumnos, la alienación que sufrimos es más que observable. Entramos y salimos a una hora establecida que de ser incumplida es sancionable, nos imparten lecciones obligatorias sobre materias determinadas que ni si quiera nos interesan y, para rematar, nos impiden acudir a clases que no están fijadas en nuestro horario y que realmente (por extraño que a algunos profesores les parezca) sí tenemos curiosidad de conocer (lo cual no tiene por qué ser sinónimo de estudiar).  Pues aún hay gente, afortunadamente, a la que le gusta aprender y leer y explorar por el simple hecho de conocer y cultivarse, sin que sea preciso el tener que memorizarse veinte mil fechas y otras tantas fórmulas.
Se nos limita todo. No podemos sentarnos al lado de alguien porque vamos a hablar mucho, no podemos discutirle a un profesor que no lleva razón o que comete alguna injusticia y no está permitido reprocharle a los mayores, a pesar de que, sepamos de sobra que lo que queremos recriminarle es lo éticamente correcto. Ejemplos claros de esta “alienación educativa” son esas escuelas que dicen enseñarte valores cuando, además de los horarios, fechas de exámenes y tareas obligatorias que alienan a sus pupilos, separan por sexos las clases o simplemente (siendo la fuente mi propia experiencia) no te permiten vestir una chaqueta o una bufanda en los días fríos por el simple detalle de que no llevan bordados el honorable escudo del colegio.

Al igual que a los trabajadores, a los alumnos tampoco se nos dota de tiempo libre. Libre... será tiempo “libre” cuando yo decida cuándo empieza y cuándo termina, y cuando yo decida en qué emplearlo. Ya no por el hecho de que los estudios o tareas que me obligan a hacer no me lo permitan, sino porque el ocio que supuestamente nos “libera” de los estudios,  también parece ser alienante. Las formas de diversión están ya estandarizadas. Al parecer ya ni uno mismo decide lo que es divertido y lo que no, pues estamos constantemente sometidos a que los demás nos expongan lo aburrida que consideran nuestra actividad favorita, con el único motivo de aportar algo absolutamente irrelevante.


En definidas cuentas, todo esto a lo que estamos tan acostumbrados es consecuencia del sistema vigente, el capitalismo, que nos somete a la injusta diferencia de clases y nos aliena haciendo que no nos reconozcamos en nuestros propios actos, pero que, aún así, los continuemos realizando para asegurar nuestra supervivencia. Dependemos de este modelo y de esta sociedad, lo que me evoca a mi primer artículo de este blog, en el que, sin mucha idea, traté el tema de las imprescindibles dependencias sociales entre humanos, lo cual ahora, con más precisión, puedo asociar al sistema del que formamos parte y su capacidad de influir sobre nosotros y cosificarnos, cual piezas de una gran maquinaria que está en marcha para el lucro de tan solo unos pocos.