De acuerdo. Considero hacer una breve introducción
acerca de algunas de las acepciones recogidas bajo el término “alienación”.
- Proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición.
-
Estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la
propia identidad.
A propósito de los mismos, me ha resultado interesante la comparación con la siguiente palabra:
Deshumanizar: privar de caracteres humanos.
¿No atendemos acaso a la misma significación
de los términos expuestos?
Por triste que pueda resultar, la realidad constituida por esta semejanza de terminologías es la dichosa enfermedad social que ha infectado a toda una población de trabajadores en la actualidad.
Angustiados por poder asegurarnos unas condiciones económicas más o menos confortables y una vida digna, nos entregamos sin rechistar al sistema impuesto, en el que te hacen creer que así ganas tú y que le debes todo lo que tienes a tus "superiores", cuando la realidad es bien distinta; pues son ellos los que a fin de cuentas dependen de ti y tu labor y el que sales finalmente perdiendo eres tú mismo, pues tu entrega es la que te lleva a la privatización absoluta de tu propia libertad personal.
Angustiados por poder asegurarnos unas condiciones económicas más o menos confortables y una vida digna, nos entregamos sin rechistar al sistema impuesto, en el que te hacen creer que así ganas tú y que le debes todo lo que tienes a tus "superiores", cuando la realidad es bien distinta; pues son ellos los que a fin de cuentas dependen de ti y tu labor y el que sales finalmente perdiendo eres tú mismo, pues tu entrega es la que te lleva a la privatización absoluta de tu propia libertad personal.
En efecto, tras esta aclaración no cabe duda
que pertenecemos a una sociedad alineada. Y sí, el verbo pertenecer viene como
anillo al dedo en cuanto a lo que supone el verdadero respaldo de la existencia
de la vida de los trabajadores (¿o debería decir exclavos?). Pues hemos dejado
de ser dueños de nuestras propias vidas. Nos hemos convertido en meras
marionetas que penden de unos inestables
hilos que sujetan los “dioses” de nuestra maravillosa y justa sociedad.
Y es que el responsable de esta patología social es el dinero. En algunos casos es la ambición de conseguir todo aquello que queremos es el culpable de este "tumor social" que se extiende cual célula en metástasis que invade un organismo hasta provocar su máximo punto de flanqueo; o es en a mayor parte de los casos tan sólo el hecho de subsistir. En cualquier caso, el dinero es quien nos mueve, es la base de nuestro
abastecimiento; lo necesitamos para mantener nuestra existencia y la de los
nuestros y por ello somos víctimas de este proceso progresivo de deshumanización.
Hemos entregado nuestra más valiosa posesión, nuestro tiempo, ofreciendo nuestra
máxima dedicación al trabajo; lo que en resumidas cuentas viene siendo la
entrega de “nuestra” vida.
Esta situación planteada la he encontrado reflejada a la perfección en
un fragmento de una película vista anteriormente en la asignatura de filosofía
cuando hablamos del sistema capitalista y la economía. En él encontramos el proceso de alienación del que hablo.
Es necesario el análisis de algunas de las frases que se dicen en este fragmento como:
-
“Me dedico a esto para ganar
dinero” que podría traducirse también como "dedico mi vida para poder mantenerme con la misma". Hoy en día, eso a lo que lamamos "vocación" o "realización a nivel profesional" han ido desapareciendo y han sido sustituidos por la frustración, la desmotivación y el desánime poblacional. Pues ¿quién es capaz llevar a cabo con ilusión la tarea que consideras que te define y te llena cuando estás obligada a hacerla?
-
“El dinero es una puta que nunca duerme y como no la cuides y le
prestes atención, un día te despertarás y se habrá marchado para siempre”. Como he expresado con anterioridad, es él, el dinero quien nos tiene atados y cuando nos falta, es el precursor de nuestras más asfixiantes angustias.
Mediante estas realidades atroces que reinan
en nuestras vidas queda clara la
dependencia que sufrimos, la entrega y alienación que gobierna nuestra
existencia.
A parte de estas dos, encontramos otra frase que
aparece en el vídeo que enuncia: “el dinero no es el valor esencial sino el
tiempo”, asistiendo a la otra realidad que podría considerarse más demoledora
aún, pues siendo la falta de disponibilidad de tiempo de los individuos
alineados una consecuencia de las dos anteriores, es un hecho que hemos
asimilado y una privatización que hemos asumido.
Interesante, bien argumentado. Trata de insertar los videos en lugar de poner solo sus enlaces (en blogger, icono de la claqueta(
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