jueves, 27 de noviembre de 2014

Simplemente simple

La navaja de Ockham es cuando dos teorías o hechos en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja. Cuando nos encontramos frente a un problema se dice que la explicación más simple es la indicada.


Casi siempre cuando se nos plantea un problema en la vida, ya sea simple o algo de más importancia, a todos se nos genera una gran duda y nos planteamos miles de soluciones sin llegar a una conclusión de cual sería la respuesta acertada. Según esta visión la solución a nuestro problema debería ser la más sencilla, cosa con la que estoy bastante de acuerdo. Cuando pensamos que una respuesta, por la que hay que tomar varios caminos divergentes, es la solución al problema; probablemente estaremos equivocados porque se agravará provocando una gran confusión. 


El significado de esta teoría viene a utilizar la navaja como símil de sencillez, es decir, que con la navaja simplifica quitando todo lo innecesario o lo sobrante.

En resumen, quiere darnos a entender que todas las bifurcaciones que se nos ponen por delante en la vida hay que buscar el camino más fácil, el que nos suponga la menor cantidad posible de dilemas, y así facilitarnos nuestra existencia. 




Galería de filósofos medievales

San Agustín de Hipona (354 - 430)


San Agustín de Hipona nació en Tagaste en 354 y murió en el año 430.

La obra de San Agustín de Hipona supone la primera gran síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica. Aunque inspirado por la fe, que se confunde con la razón, el pensamiento de San Agustín dominará el panorama filosófico cristiano hasta la aparición de la filosofía tomista, ejerciendo un influjo considerable en la práctica totalidad de pensadores cristianos durante siglos.



San Anselmo de Canterbury (1033 - 1109)


San Anselmo era originario de Aosta, en el Piamonte, Italia, donde nació en el año 1033. A pesar de ello es más comúnmente conocido como san Anselmo de Canterbury, al haber sido arzobispo de dicha ciudad durante algunos años, donde murió en 1109.


Su educación corrió a cargo de los benedictinos, tras una experiencia poco afortunada con el primero de los profesores a los que fue encomendado, al no haberle sabido transmitir el aprecio por los estudios.


Santo Tomás de Aquino (1225 - 1274)

Santo Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el año 1225, en el seno de una numerosa y noble familia italiana.

Su obra es el resultado de la síntesis de la filosofía aristotélica con la tradición filosófica y teológica del cristianismo y representa el momento cumbre de la Escolástica cristiana. Surgida en un entorno polémico, suscitado por el desarrollo del averroísmo latino, se irá, no obstante, imponiendo paulatinamente, hasta ser aceptada por las altas jerarquías de la Iglesia.

Guillermo de Occam (1285 - 1349)

Nació en Ockham, Surrey, en el  año 1285 y murió en Múnich hacia el año 1349. Fue un pensador inglés y fundador de la escuela nominalista.
 Este fraile franciscano estudió en la Universidad de Oxford, en la que empezó a enseñar como bachiller, sin embargo se condenaron como heréticas muchas de sus doctrinas, incluida su defensa de la pobreza como exponente del espiritualismo franciscano.
Es conocido principalmente por la elaboración de  un principio metodológico y filosófico que enuncia lo siguiente: “cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.”


La navaja de Ockam

"En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta".

Esta es la oración que resume el principio de la navaja de Ockam, que fue enunciado por el fraile franciscano Guillermo de Ockam.


Mediante la misma trata de resolver un problema que radica en la indecisión a la hora de elegir dos teorías en igualdad de condiciones que tienen las mismas consecuencias. Aplicando su principio, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja, sin embargo no es necesariamente verdadera.


Opino que es una manera de decisión ciertamente sencilla cuando asaltan las dudas e inquietudes a la hora de la resolución de una incógnita planteada, no obstante, no es completamente fiable, por lo que no considero este principio del todo viable ni aplicable a cualquier situación.

Nominalismo.

Con el término "nominalismo» se designa a una doctrina filosófica según la cual los universales o conceptos generales son simples términos abstractos que designan conjuntos más o menos vastos de realidades individuales. 

El término nominalismo fue utilizado por los historiadores de la filosofía para indicar una solución particular a la disputa sobre los universales, que se mantuvo durante el siglo XII entre los pensadores escolásticos; sin embargo, el problema de los universales representa una de las cuestiones constantes en la historia de la filosofía; el primer debate entre soluciones nominalistas y realistas tuvo lugar entre los sofistas (Gorgias y Antístenes) y la escuela platónica. En el ámbito dé la filosofía antigua, la contribución principal a la elaboración del nominalismo se debe a la escuela estoica con la definición del significado de los términos -significado que se distingue del simple sonido sensible- como algo abstracto, incorpóreo, que no existe propiamente hablando. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Estos son mis principios; si no le gustan tengo otros. Los sofistas y el relativismo moral


El relativismo nació en Grecia con los sofistas (Siglo V a. C.), especialmente con Protágoras. El relativismo moral consiste en afirmar que los principios de lo justo y lo bueno solo podemos encontrarlos en el interior de cada grupo determinado y solo valen para él. Esto se debe a que cada grupo posee sus tradiciones y costumbres, de modo que la idea de lo que supone lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto son siempre relativos a los miembros pertenecientes a dicho círculo lo que propiciaba la imposibilidad de un acuerdo entre grupos diferentes.







La consecuencia inmediata de esta doctrina es que ninguna actuación puede ser considerada "buena" o "mala" en sí misma. Todo depende del "parecer" o de la "opinión" (dóxa) de los sujetos particulares. Los individuos juzgan sobre lo bueno y lo malo en función de su modo de ser, de sus intereses o del proyecto que se traen entre manos.


Para el pensamiento sofista la verdad depende del sujeto, de la interpretación y visión de cada persona. El bien y el mal, lo verdadero y lo falso, dependen de la perspectiva personal con la que se valora algún hecho o situación.



Estos principios me sugieren que carecen de carácter ético, pues este tipo de filosofía que se adapta a cada ser de manera individual, a mi parecer no lleva sino al caos de la población en su conjunto.


Considero que una sociedad justa no debería seguir estos principios, sino que necesita unas normas básicas por las cuales regirse. La sociedad debe de asegurar el respeto a una serie de principios elementales y que objetivamente vienen a preservar la dignidad humana.




martes, 25 de noviembre de 2014

Conocimiento, ¿honesto o corrompido?

El intelectualismo moral identifica la virtud con el conocimiento. Es una doctrina según la cual las malas acciones son producto del desconocimiento, es decir, no son voluntarias, ya que el conocimiento de lo justo sería suficiente para obrar correctamente.
En otras palabras, el intelectualismo moral es una teoría para la que la conducta ética sólo es posible si se basa en el conocimiento del bien y la justicia. Incluso dice que el conocimiento no es algo que se pueda aprender, sino que es algo que ya está adquirido.





¿Esto significa que si no posees conocimiento tienes derecho a comportarte de forma injusta?. Muchas veces la sociedad permite las injusticias aceptándolas por el simple hecho de que alguien "no sabía que estaba haciendo" y se acepta con normalidad y no se sentencia de forma adecuada, pero realmente, ¿En qué porcentaje se dan los casos que esto es cierto?. Hay personas que aún teniendo cultura y una formación suficiente actúan de forma poco apropiada, tomandose la justicia por su mano porque con sus actos se benefician. En ese caso esta teoría no se corresponde con la realidad, porque en este tipo de persona la cultura no es suficiente para obrar correctamente, puede que incluso al contrario.


Platón aplicaba este intelectualismo moral a los asuntos políticos, que tienen que ser cosa de expertos. En este caso la dirección o gobierno de un país debe estar gobernado por personas justas, y por lo tanto, con conocimiento pero parece que esto no se cumple nunca completamente. Parece que el poder de dirigir corrompe ejerciendo de forma injusta, cosa que en la actualidad se está produciendo demasiado a menudo. Dando un claro ejemplo de que esta teoría no es valida siempre.

Por otra parte está implantado en nuestra forma de pensar el concepto de "por no tener cultura no sabe lo que hace", y muchas veces es verdad porque, en cierto modo, cuando no se tiene formada una idea veraz o real sobre algo no se puede dar un juicio válido. Pero este problema es falta de una buena educación.


En definitiva, puede que el conocimiento no sea condición suficiente para la conducta justa y buena, depende en gran parte de la verdadera ética de cada uno.  

lunes, 24 de noviembre de 2014

Navaja de Occam

La navaja de Occam es como se conoce a un principio filosófico descrito por primera vez por Guillermo de Occam a principios del siglo XIV. El concepto que describe es tan simple como revelador: ante dos posibles hipótesis para explicar un suceso, es mucho más probable que la más sencilla sea la correcta y no la más compleja. Gracias a este concepto, Occam “afeitó las barbas de Platón”, eliminando de su sistema filosófico multitud de entidades e idas innecesarias, ya que únicamente daban complejidad a algo que se podía explicar de un modo más sencillo.

Este principio es usado por los ateos para rechazar la hipótesis del Dios Creador en favor de la evolución natural: si un Dios perfecto hubiese creado el Universo entonces tanto el Universo como sus componentes serían mucho más simples.

En cualquier caso, la navaja de Occam es un principio que es frecuentemente utilizado fuera de la ontología, como en la filosofía de la ciencia para establecer un criterio de selección entre teorías con igual poder explicativo.
Ya que en ocasiones a la navaja de Occam se le llama el principio de simplicidad, algunos creacionistas de mente simple sostienen que la navaja de Occam puede ser usada para defender al creacionismo contra la evolución. Después de todo, suponer un Dios que lo haya creado todo es mucho más simple que la evolución, la cual es un mecanismo muy complejo. Pero la navaja de Occam no dice que la hipótesis más simplona sea la mejor.



En mi opinión la navaja de Occam , es una buena posibilidad para elegir entre distintas hipótesis.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Ser y devenir: Parménides vs Heráclito


Parménides y Heráclito fueron unos filósofos griegos que establecieron  teorías totalmente contrarias acerca del movimiento y el ser. Sus teorías difieren por su forma de percibir o de analizar las cosas. El pensamiento griego comparte la idea que el mundo siempre fue, es y será. No existe la idea de creación. Sin embargo, buscan un principio: arjé en la naturaleza, porque consideran que la naturaleza determina todas las cosas.

Heráclito busca este arjé en el fuego, porque simboliza el cambio. Él sostiene que las cosas constantemente cambian y se encuentran en permanente movimiento regulado por un logos (razón), por ello habla de la teoría de los contrarios, en la cual el frío se hace calor, etc. Esta teoría queda muy bien reflejada en su famosa frase:

"No podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque ni nosotros ni el río es siempre lo mismo".




Para Parménides todo es permanente,
 inmutable, como en esta foto que
 representa un reloj que no puede
avanzar.

Por el contrario, Parménides, no está de acuerdo con el pensamiento de Heráclito, y sostiene que ese sería el camino de la opinión. Parménides afirma que "lo que es, es" y "lo que no es, no es": lo que existe, el ser, debe existir y lo que no es, la nada no debe existir. Este sería el camino de la verdad, del conocimiento, donde no podemos confiar ciegamente en los sentidos porque no muestran la verdad.


Así pues, decimos que Parménides es el filósofo del ser, lo que es es y siempre es, se fija en lo permanente, en que todo es inmutable y en que solo lo universal es esencial. Este es el mundo del pensamiento. Heráclito es el filósofo del devenir, las cosas están cambiando continuamente y lo que permanece es el fluir, pone el acento en la mutación, en que todo es cambiante y en que solo lo individual es esencial. Este es el mundo de los sentidos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Los Dulcinistas.

Apostólicos, Dulcinistas o Segalelianos Es el nombre que tomaron dos grupos de sectas con el pretexto de que imitaban las costumbres y práctica de los Apóstoles.
Los dulcinistas eran quemados por criticar hace siglos los derroches y el buen vivir que hacía la iglesia frente a la pobreza de los campesinos. Las injusticias no son cosas del presente, siempre han existido, pero no por eso tenemos que dejar de quejarnos, no se si se conseguirá cambiar todo lo malo, pero gracias a los que protestan se cambia, solo un poco, pero se va cambiando.
Como hemos podido observar en clase, en la película “El nombre de la rosa” se trata un poco este tema, centrándose más en las disputas entre dominicos y franciscanos.
                                           Ana Ruiz.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Intelectualismo moral: ¿maldad o ignorancia?



El filósofo griego Sócrates fue el primero en mantener dicha postura ética. Para este pensador, no sólo el bien es algo que tiene existencia objetiva y validez universal, sino que, además, al ser humano le es posible acceder a él. Así pues, Sócrates concibe la moral como un saber, de la misma forma que el que sabe de medicina es médico, sólo el que sabe qué es la justicia es justo. Por lo tanto, para este filósofo no hay personas malas, sino ignorantes, y no hay personas buenas si no son sabias.

Por lo tanto, la virtud se basa en el conocimiento del bien, sin el cual no puede existir. Por otra parte, lo contrario de la virtud, es decir, el vicio, no es ni más ni menos que desconocimiento de lo verdaderamente justo y bueno. Esta teoría ética influyó poderosamente sobre Platón, su mayor discípulo, quien la acepta plenamente y además la aplica al terreno de la política. El resultado de ello es la propuesta platónica de un gobierno de filósofos, que gobernarán instruidos previamente en el conocimiento de la justicia, del bien y de los demás valores morales. Propuesta que se refleja perfectamente en el comentario de texto, trabajado unas entradas por delante, denominado Platón: La República Libro VII (519d-520a).

En definidas cuentas, según el intelectualismo moral, conocer el bien es hacerlo y sólo actúa inmoralmente el que desconoce en qué consiste el bien. ¿Es esto cierto? Es decir, ¿un psicópata y un político corrupto no son malos sino ignorantes? Pues la verdad que esto me da bastante que pensar.
Por un lado, no pienso igual. Creo que un político corrupto, en el caso del segundo ejemplo, sabe perfectamente lo que está bien y lo que está mal. Sinceramente no tengo ni idea de qué le dice la conciencia al desgraciado que roba por puro egoísmo, por el mero placer de hacer trizas el saco de la avaricia. Y la verdad es que si su síndrome es el de la "ignorancia del bien", esta tiene que ser una excusa de cuidado ante los tribunales que le juzguen, pero dudo que le respalde lo más mínimo.
Por otro lado, no estoy tan en desacuerdo con el intelectualismo moral, pero eso si, centrándome única y exclusivamente en casos concretos como puede ser el de un psicópata. En ese caso, si vería válida esta teoría que define la maldad como una falta de conocimiento. Un psicópata, a pesar de poder matar a no sé cuantas personas, según mi punto de vista, tiene una excusa bastante más consolidada que alguien corrupto, la de presentar un trastorno (esta vez al menos científicamente aprobado) de psicopatía.
Para concluir, yo no dudo que hay más gente buena que mezquina en este mundo y que muchas veces la maldad sea falta de cordura, sin embargo, cada vez más, y conforme va avanzando mi vida, esta idea se me tambalea y me hace pensar que realmente, existen personas ajenas a la idea del Bien.

lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Por qué la novela El nombre de la Rosa tiene ese título?

Según el autor, Umberto Eco, en un principio el nombre de la novela iba a ser Adso de Melk, un título neutro que no pasaba del nombre del narrador y que, por lo tanto,  apoyaba su idea de que un título "debe confundir las ideas, no regimentarlas". Sin embargo, dicho título no fue aceptado puesto que las editoriales aborrecían los nombres propios, de manera que casi por casualidad se le ocurrió la idea de El nombre de la rosa, que entre algunas otras ideas como La abadía del crimen (descartada por fijar la atención del lector exclusivamente en la intriga policíaca) parecía ser la más exitosa.

El nombre de la rosa le gustó especialmente porque "la rosa es una figura simbólica tan densa, que por tener tantos significados, ya casi los ha perdido todos". Así, el lector quedaba con razón desorientado, y podía escoger su propia interpretación.

Realmente, no existe un fundamento estable sobre el que regir el origen del título, por ello algunas interpretaciones posibles podrían ser:

- La Rosa, por presentar variadas curvas en sus pétalos y tallos se asemeja a un laberinto, lugar donde se encuentra la biblioteca de los libros perdidos.
- Exteriormente la torre de la librería, en el caso de la película, también puede parecer una Rosa por su forma alargada y poco convencional.
- Además el significado de La Rosa: pureza, feminidad, amor, su color rojo intenso, puede ser una comparación contrastando el ambiente gris y apagado, y los sentimientos vacíos que refleja la novela.
- En un sentido más religioso, La Rosa puede ser interpretada como la Virgen María, que de hecho, se hace llamar “Rosa Mística”, y que aparece en los momentos tensos de la novela constantemente generando confusión.
- Otra interpretación posible proviene de la última frase de la novela: "Stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus", que significa "De la rosa no nos queda sino el nombre". Siendo la "rosa" una alusión a toda la cultura y riqueza espiritual contenida en la biblioteca de la abadía y que perece para siempre en el incendio, quedando solo su recuerdo.
- Otra, aunque menos profunda, interpretación es la del origen del título debido a la joven de la que el narrador se enamora profundamente y cuyo nombre nunca llega a conocer.


Estas son algunas de las interpretaciones posibles de la polémica novela cuyo título causó una gran incertidumbre sobre los lectores, y de la cual hay tanta variedad de interpretaciones como número de veces que sea leída.

martes, 4 de noviembre de 2014

PLATÓN: La República Libro VII (519d-520a)

 Aquí dejo parte de un comentario filosófico que hicimos hace tiempo, simplemente para que no quede reducido a la hojita de papel en la que lo redacté y que posiblemente, a lo largo del curso, perderé. Consiste en la explicación de dos conceptos: "hombres de naturaleza mejor dotada" y "aquellos prisioneros".


-          Hombres de naturaleza mejor dotadaPlatón establece una división de clases de ciudadanos en relación de las capacidades de cada individuo, las cuales vienen determinadas por el distinto predominio de una de las tres partes del alma en cada uno de ellos: alma racional, alma irascible o pasional y alma concupiscible o apetitiva.  Con esta división de clases cada individuo aporta al grupo aquello para lo cual está preparado. Para Platón, la característica más importante del ser humano es la racionalidad, de manera que los hombres de naturaleza mejor dotada serán aquellos en los que predomine el alma racional.

-          Aquellos prisioneros: Los prisioneros serán los ciudadanos en los que predominen: el alma concupiscible o el alma irascible. El alma concupiscible es la responsable de las pasiones, los placeres y los deseos sensibles. El alma irascible es el carácter o la fuerza de voluntad que, en ocasiones, debe sacrificar los placeres por cumplir el deber. Platón dice que los hombres de naturaleza mejor dotada (los de alma racional) serán los que dirijan el Estado y los que abandonen el mundo de las Ideas para orientar a “aquellos prisioneros” (de alma concupiscible e irascible) en el mundo sensible.
Fragmento de la República.