El relativismo nació en Grecia con los sofistas (Siglo V a.
C.), especialmente con Protágoras. El relativismo moral consiste en afirmar que
los principios de lo justo y lo bueno solo podemos encontrarlos en el interior
de cada grupo determinado y solo valen para él. Esto se debe a que cada grupo
posee sus tradiciones y costumbres, de modo que la idea de lo que supone lo
bueno y lo malo, lo justo y lo injusto son siempre relativos a los miembros
pertenecientes a dicho círculo lo que propiciaba la imposibilidad de un acuerdo
entre grupos diferentes.
La consecuencia inmediata de esta doctrina es que ninguna
actuación puede ser considerada "buena" o "mala" en sí
misma. Todo depende del "parecer" o de la "opinión" (dóxa)
de los sujetos particulares. Los individuos juzgan sobre lo bueno y lo malo en
función de su modo de ser, de sus intereses o del proyecto que se traen entre
manos.
Para el pensamiento sofista la verdad depende del sujeto, de
la interpretación y visión de cada persona. El bien y el mal, lo verdadero y lo
falso, dependen de la perspectiva personal con la que se valora algún hecho o
situación.
Estos principios me sugieren que carecen de carácter ético,
pues este tipo de filosofía que se adapta a cada ser de manera individual, a mi
parecer no lleva sino al caos de la población en su conjunto.
Considero que una sociedad justa no debería seguir estos
principios, sino que necesita unas normas básicas por las cuales regirse. La
sociedad debe de asegurar el respeto a una serie de principios elementales y
que objetivamente vienen a preservar la dignidad humana.
Es de agradecer tu apuesta por crear, por construir un discurso propio. Resulta interesante y sugerente
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