San Agustín de Hipona nació en Tagaste en 354 y murió en el año 430.
La obra de San Agustín de Hipona supone la primera gran
síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica. Aunque inspirado por
la fe, que se confunde con la razón, el pensamiento de San Agustín dominará el
panorama filosófico cristiano hasta la aparición de la filosofía tomista,
ejerciendo un influjo considerable en la práctica totalidad de pensadores
cristianos durante siglos.
San Anselmo era originario de Aosta, en el Piamonte, Italia,
donde nació en el año 1033. A pesar de ello es más comúnmente conocido como san
Anselmo de Canterbury, al haber sido arzobispo de dicha ciudad durante algunos
años, donde murió en 1109.
Su educación corrió a cargo de los benedictinos, tras una
experiencia poco afortunada con el primero de los profesores a los que fue
encomendado, al no haberle sabido transmitir el aprecio por los estudios.
Santo Tomás de Aquino (1225 - 1274)
Santo Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca,
cerca de Aquino, en el año 1225, en el seno de una numerosa y noble familia
italiana.
Su obra es el resultado de la síntesis de la filosofía
aristotélica con la tradición filosófica y teológica del cristianismo y representa
el momento cumbre de la Escolástica cristiana. Surgida en un entorno polémico,
suscitado por el desarrollo del averroísmo latino, se irá, no obstante,
imponiendo paulatinamente, hasta ser aceptada por las altas jerarquías de la
Iglesia.
Guillermo de Occam (1285 - 1349)
Nació en Ockham, Surrey, en el año 1285 y murió en Múnich hacia el año 1349.
Fue un pensador inglés y fundador de la escuela nominalista.
Este fraile
franciscano estudió en la Universidad de Oxford, en la que empezó a enseñar
como bachiller, sin embargo se condenaron como heréticas muchas de sus
doctrinas, incluida su defensa de la pobreza como exponente del espiritualismo
franciscano.
Es conocido principalmente por la elaboración de un principio metodológico y filosófico que
enuncia lo siguiente: “cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las
mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser
correcta que la compleja.”
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